Carón - Ciclo 9496 (Parte IV)
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—No del todo, pero gracias, Dalia. Y buenos días... aunque aquí nunca sea de día.
—Me apena oírlo. Veo que ya estás de camino al sector hortícola. Bien, empezaré dándote el parte de lo ocurrido en tu ausencia para que entiendas el estado de la granja. En estos momentos tenemos un problema de recolección de cucurbitáceas: hay demasiadas acumuladas por un crecimiento más rápido del esperado. Además, el proyecto de "Bosque de Bambú" está fallando. Los ejemplares usados parecen ser débiles en su crecimiento por la falta de estímulos de endurecimiento propios de la Tierra. Asimismo, se ha detectado un crecimiento de cepas posiblemente peligrosas en las leguminosas; creemos que alguna de las Rhizobium está desarrollando capacidades potencialmente patógenas. En estos momentos se está analizando su ADN cromosómico y extracromosómico.
—Ajá. Bueno, cuando lle...
—Sí. Por otro lado, tenemos una falta de personal polinizador. Muchas solanáceas están tardando más de la cuenta en obtener fruto.
—Ok, ok. Recibido. Seguro que hay más, pero demos prioridad a cada problema y vayamos solucionándolos como podamos. El tema del "Bosque de Bambú" es un proyecto personal del Jefe, él sabrá dónde se mete. Si los técnicos ya están analizando las bacterias, podemos dejar ese tema a un lado. Centrémonos en recoger todas las cucurbitáceas posibles y, si da tiempo, polinizaremos aquellas plantas que sea posible.
Eliot se mueve lo más rápido que le permiten sus piernas, pero sin correr; no quiere ganarse otra bronca por poner en peligro a los cohabitantes de la Carón.
Dentro de lo que esperaba, los problemas no son tan graves. El tema del Bosque de Bambú es un berenjenal en el que se quiso meter Bill. Eliot propuso aumentar la diversidad de plantas para poder mejorar los sabores obtenidos en las preparaciones de impresora o centrarse en aquello que ya hacen bien.
Aprieta el paso y, al girar la última esquina, se mentaliza para quizás pasar una jornada más dura de lo habitual. Al llegar al sector hortícola, le esperan varias barreras acristaladas que hacen de distintas trampas de oxígeno y humedad, ayudando a mantener el efecto invernadero de su interior. Atraviesa las dos primeras y, en la tercera, tuerce a la izquierda para dirigirse a los vestuarios. Su apresurada figura no pasa inadvertida.
—Llegas tarde. —La voz de Bill suena como un trueno desde lejos—. Hoy no terminas la jornada hasta que esto esté controlado.
—¡Sí, señor! —Eliot intenta mostrar un respeto jerárquico genuino, pero siempre que le trata como un jefe de verdad, se les escapa una sonrisa a ambos.
Eliot se dirige a su taquilla, que se abre tan solo con acercar su tarjeta de identificación. Coge sus guantes y el equipo de seguridad básico, y se prepara para entrar en el sector hortícola.
—¡Eh! —La voz de Yara resuena detrás suyo—. ¿Cómo han ido estos tres ciclos de "descanso"? Jean me ha dicho que te vio correr por los pasillos... y que te ganaste una buena bronca de un bramador.
—Sí. De sorpresa aceptaron mi intento de ascenso. Con una prisa no antes vista y sin que me avisaran con tiempo para prepararme, me convocaron al examen. No pude mirar nada, no sabía ni que hubiera un temario concreto. —Eliot la mira con expresión de cansancio y cierta sorna.
—Joder. Alba no está para tonterías. Te quiere aquí y bien abajo. Supongo que el examen era el más difícil jamás recordado. —Yara le mira de reojo, buscando en su rostro algún atisbo, alguna señal que diga justo lo contrario.
—Pues sí. —Eliot cierra su taquilla, se gira raudo y se encoge de hombros—. El examen estaba diseñado para que nadie lo pudiera aprobar. No tenía claro ni dónde tenía que poner mi nombre. Aun así, creo que me defendí bastante bien. Lo comentaré con Dalia en cuanto pueda, a ver qué opina.
Yara se prepara para dejar todo el material en la zona de limpieza y terminar su jornada.
—Bueno, si no terminas muy cansado, hoy más o menos nos coincide a todos el ciclo para poder vernos.
Eliot da un vistazo al techo con aspecto de derrota.
—Por favor, no tengo fuerzas para tragarme otra reunión sobre guantes o trenzado de fibra...
—No, atontado. —Yara se ríe mientras le corta rápidamente—. No, no. Hoy pensábamos tomar algo y quizás leernos algo de lo que hemos escrito. Estamos intentando aprendernos el libro de memoria para esconderlo y no depender de su formato físico. Así nadie podrá encontrarlo y nadie podrá culparnos. Todos ganamos. —Yara pone su gesto triunfante, el de ser la chica más lista de la clase.
—Eso, aunque ridículamente intenso, suena mejor. —Eliot hace un gesto de despedida mientras le sonríe—. Nos vemos luego entonces.
—Nos vemos, Eliot. —Yara se marcha a paso ligero, probablemente a escribir más rimas que tratan de lugares, cosas o situaciones que nunca ha visto y que probablemente nunca verá.